TE ENTIENDO, AMIGO
Recursos:
- Caja
mágica.
- Cuerdas,
pelotas, cojines, ladrillos, aros y palos.
Planteamiento:
1. Calentamiento: Al finalizar el
calentamiento pertinente y hablar de los sentimientos a través de la canción
“Buenos días para todos” realizaremos una actividad en círculo que ayude a los
niños a valorarse tal y como son. Para ello contaremos con una caja mágica, en
la que dentro de ella habrá un espejo. Explicaremos a los niños, que dentro de
esa caja está la persona más importante
para nosotros, pero que cuando la vean no pueden decir quién es hasta que todos
la hayan visto. Los niños irán pasando uno por uno a mirar en el interior de la
caja viéndose a ellos mismos reflejados. Al finalizar, sin decir aún qué
persona estaba en la caja, les preguntaremos por qué es la persona más
importante, qué tiene de especial y hablarán de la persona a la que han visto.
Por último, descubriremos quién era la persona tan especial que había en esa
caja, mostrándoles que para nosotros todos ellos son igual de especiales.
2. Desarrollo: A continuación
pasaremos a contar un cuento motor en el que los niños deberán ir
representándolo por el aula según indique el profesor. Podremos utilizar
cualquier cuento en el que el protagonista tenga problemas y a ser posible
serán casos reales de nuestra clase. El cuento que presento a continuación
tiene como personajes a unos niños que pasan por una serie de dificultades
hasta llegar a su meta final. Es una modificación de “El cuento encantado” cuya
autora es Carmen Parets Luque:
El
bosque encantado
Había
una vez cinco amigos que fueron de excursión al bosque. Cada uno era diferente,
pero todos eran amigos y jugaban y reían siempre juntos (los niños se van
moviendo por el espacio riendo y saltando). Unos eran rubios, otros morenos,
otros de ojos azules, otros de ojos marrones, unos altos, otros bajos, y había
uno muy tímido que hablaba muy poco. De repente, un brujo muy enfadado por el
extraño sonido que hacían los niños con sus bocas y que nunca había escuchado.
El brujo enfadado les hizo un hechizo y les dijo que no volverían nunca a casa
sino le hacían una escultura muy graciosa que le hiciera reír, porque él no se
había reído nunca.
El brujo les
explicó que tenían que recoger unos objetos que encontrarían por el camino, y
haciendo equilibrio con ellos, tendrían que atravesar el bosque hasta llegar al
“jardín de la tierra mágica”.
Cuando
llegaron al camino (marcamos un camino en el suelo con unas cuerdas) se
encontraron con una pelota, un cojín, un ladrillo, un aro y un palo. La pelota
tenía que ser llevada con una sola mano, el ladrillo encima de la cabeza, el
palo apoyado en los hombros, el aro con las manos a la altura de los ojos y el
cojín apoyado en la espalda. El brujo les advirtió que si se les caían los
objetos, se convertirían por siempre en animales del bosque encantado.
Nuestro
protagonista que menos hablaba tuvo una gran idea ¡Chicos, tenemos que
ayudarnos los unos a los otros para poder llevar las cosas hasta el final y sin que se nos caiga nada¡
¡Qué buena idea amigo! contestaron los demás, y fueron cogiendo las cosas que
el brujo les había dejado. (los niños cogen las cosas ayudándose los unos a los
otros).
Con
los objetos ya cogidos, comenzaron a caminar ayudándose los unos a los otros
para que no se cayera nada. Primero se encontraron con un pozo que tenían que
saltar para poder pasar al otro lado (van saltando unos aros sin caer dentro),
después se encontraron un río con un puente viejo y medio roto (atraviesan un
banco de madera por encima). Atravesando el puente, de pronto se dieron cuenta
de que al final de todo había unas rocas en el agua para poder atravesarlo
(saltan picas sin pisarlas haciendo zig-zag).
Una
vez que llegaron al otro lado del río, se encontraron con una cueva muy oscura
y muy estrecha y solo podían atravesarlo yendo a gatas (pasar por debajo de una
mesa). Cuando salieron, se encontraron con un bosque lleno de árboles muy altos
y frondosos que tenían que esquivar porque ¡estaban vivos! (sortear unos palos
puestos verticalmente haciendo zig-zag). Los niños cruzaron el bosque corriendo
muy deprisa pero….oh no…a dos de nuestros protagonistas, al niño que más pegaba
y otro que no jugaba nunca los habían cogido (preguntar a los niños si ayudan a
soltarlo).
Cuando
consiguieron dejar atrás los árboles, vieron una luz muy fuerte y se dieron
cuenta de que habían llegado al jardín de la tierra mágica. Deseando volver a
casa, los niños hicieron la escultura más divertida que pudieron (hacer una
escultura). El brujo al verlos ¿creéis que se reiría? Pues sí, comenzó a reírse
a carcajadas, sin poder parar, y el hechizo se rompió pudiendo volver así todos
a casa.
3. Vuelta a la calma: Sentaremos a
los niños en círculo y hablarnos sobre cómo se han sentido siendo los
protagonistas de la historia y que creen que podrían hacer para que todos
jueguen juntos en clase. Preguntaremos si creen que los niños lo podrían haber
conseguido sin la ayuda de todos y si había algún personaje más importante que
otro.
Evaluación:
En
el apartado de la ficha-registro de la sesión siete nos centraremos en observar
si los niños son capaces de empatizar con otras personas que están pasando por
alguna situación de dificultad y qué conclusiones han sacado del cuento motor y
del ejercicio de la caja mágica.
Gracias por compartir estas ideas con todos.Te he copiado alguna actividad y me ha ido genial en mi aula.
ResponderEliminarMuchas gracias.